Mixólogo de Sr. Mostacho, Hendrix y Margot. Originario de Monclova.
Monterrey, 25 de Octubre 2018.
Aunque existen obstáculos que impiden el aumento del consumo de vino entre los regiomontanos, como la falta de interés, personal poco capacitado e incluso ideas erróneas arraigadas desde hace años, sommeliers y expertos dejan claro que nunca es tarde para adentrarse a este mundo. La mejor manera es probando y comparando.
El vino es un producto cultural en el que intervienen muchos factores”, escribe Luis Vicente Elías Pastor en su libro “Otras formas de turismo”. “Desde el paisaje de la viña, los procesos de trabajo en el campo, la elaboración en la bodega, su consumo, la publicidad, su comercialización y muchos otros aspectos que hacen que sea algo más que un producto alcohólico o un alimento”, continúa. Por éstos y varios otros puntos, el simple hecho de escuchar la palabra “vino” puede llegar a ser un tanto intimidante para quienes no lo acostumbran.
Monterrey tiene un gran campo de oportunidad para su ingesta, si bien el consumidor promedio prefiere otras bebidas alcohólicas, como la cerveza. Nuevo León es estado matriz de una de las empresas cerveceras más grandes del país. Lo anterior, aunado al auge que han traído las microempresas independientes, causa que exista mayor cultura cervecera que vinícola entre los regiomontanos. Sin embargo, esto no significa que sea un tema completamente desconocido, en especial para los que convierten a los vinos en parte de su mundo.
Patty Garza, divide su tiempo entre ser abogada corporativa, sommelier y socia de una marca comercializadora vinícola del norte del país. Encontró un enorme gusto por el vino, decidió dedicarse a estudiarlo a fondo y conocer el mundo de las uvas, microclimas, historia, geografía y más.
“Para mí el vino es mi pasión”, afirma Garza, “es una expresión de su tierra, su gente, del país donde se cultiva la uva, un trabajo en equipo para dar vida a la bebida”. Al estar envuelta en la parte comercial de las botellas de vino, la abogada asegura que en los últimos 10 años se incrementó notoriamente la producción y exportación del vino mexicano, pues es muy dinámico y está a nivel del producido en otros países, incluso para competir.
“Un ejemplo es Casa Madero, que compite contra vinos franceses y españoles”, sin embargo, agrega “nos falta mucho por lograr. Los estados donde más se da la producción es en Coahuila, Baja California, Zacatecas, Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí”.
Garza comenta que, si bien antes México no era de los países más consumidores de vino, en años recientes se ha posicionado entre los primeros 40. Estados Unidos es el que tiene mayor consumo, seguido de Francia. “Como industria tenemos un trabajo que hacer, salir y acercarnos con la gente y demostrarles lo que hay en México y aclarar que el vino mexicano no le pide nada a los extranjeros, hay que enamorar al mercado e impulsar el consumo nacional. Si no te gusta uno, prueba otro, tenemos mucho potencial, tenemos gente muy capacitada, se están organizando eventos importantes para explicar a la gente que no es tan complejo” añade.
Al trabajar en la bodega Rivero González, Gilberto Vega tuvo la oportunidad de tomar un diplomado para especializarse y convertirse en sommelier, aunque también se desempeña como gerente de ventas y fundador de Ruta Maridaje. Él argumenta que una de las mejores maneras de llegar al cliente es haciendo las catas y maridajes un poco más informales y menos complicados.
“Lo que estamos buscando es acercar el sommelier al cliente común y adentrarlo al mundo del vino”, platica Vega, “los que ingresamos de manera circunstancial lo hacemos de esta manera porque así nos hubiese gustado que nos lo explicaran antes, algo no tan formal ni de etiqueta o exclusivo, el vino es para todos”.
“El consumo per cápita en México está en 750 ml al año, es poco comparado con otros países que se promedian entre 30 y 40 litros per cápita al año”, agrega, “de pronto la gente ya se está interesado en ver sus opciones y conocer tipos de uvas y país proveniente. Ha ido aumentando la cultura del vino entre los regiomontanos, aunque no es la bebida por excelencia. Eso sí, el mejor es el que a ti te gusta”.
Más allá de las Catas
Ambos expertos en la cultura vinícola concuerdan en que las catas comparativas y maridajes son una manera funcional de inducir o educar a las personas sobre los diferentes productos que hay en el mercado. Sin embargo Said Hatem, chef y sommelier independiente, considera que éstas pueden llegar a rayar en lo monótono. “Cada uno tenemos un gusto diferente en vinos”, opina Hatem, “y no porque yo sea el sommelier te voy a decir que se debe hacer de tal forma. Debería pero no, porque quizás no es lo que al cliente le gusta. Los maridajes deben ser dinámicos y concordar con los gustos del consumidor, y no obligarlos a tomar un solo vino o una sola marca para todos los tiempos en la cena”. Otra cosa que sucede comúnmente en los restaurantes es que cuentan con carta de vinos pero no con personal lo suficientemente capacitado para hacer recomendaciones acertadas a los comensales. Hatem sugiere que “lo ideal es buscar un restaurante que sí tenga un sommelier que pueda orientar. La comunidad experta en vino no es tan grande aquí en la ciudad y nos hace falta mucho esa parte de servicio, pero realmente Monterrey no lo exige. Es muy común que pidan un vino tinto, pero bien helado, lo correcto es tomarlo a 18°C y mi deber como conocedor es hacerlo saber, pero si estamos a 40 grados afuera, el cliente con justa razón lo va a pedir más fresco”. De acuerdo a los entrevistados, algunos restaurantes con un personal capacitado para saber recomendar o maridar vinos son el Gran Cru, Koli, Fornera Wine House, Cenácolo, Los Hidalgos, Il Massimo, y establecimientos de grupo Pangea. Así mismo, los sommeliers creen que el gusto por el vino es adquirido, por lo que lo si alguien se muestra interesado en probarlos por primera vez, lo correcto es darle a probar uno suave, ligero, no tan corpulento incluso un tanto dulce. De esta manera pueden asegurar que la primera experiencia que tenga el consumidor sea una agradable, y poco a poco ir escalando a probar productos distintos.
Nuevo Mercado
Por su parte, Enrique Garza, chef, sommelier y asesor de hoteles y restaurantes, señala que una buena opción para llegar al comensal regiomontano es combinando el vino con platos regionales, como tacos al pastor, arrachera, cabrito, discada. “De nada sirve que llegues con una entrada como foie gras si la persona nunca en su vida lo ha probado”, menciona el también coordinador académico universitario, “esto hace que se catalogue la bebida como un producto elitista, lo cual considero que es una mentalidad del pasado”.
Otro paradigma que Garza hace notar es que nueve de cada diez mexicanos que dicen tomar vino, sólo toman el tinto. “Puedes ver en cualquier supermercado unos siete u ocho pasillos de vinos tintos y uno donde meten los rosados, blancos, espumosos, licorosos y fortificados. Esto tiene que ver con la percepción y romper paradigmas de que el tinto no necesariamente va a ser mejor, hay vinos para cada ocasión. No se debe escoger por color sino por el momento en el que se va a consumir”, dice.
David Zárate, ingeniero industrial y socio fundador del vino europeo Conde de Villaseñor, conoce el mercado mexicano, pues él y sus socios comercializan y distribuyen dos marcas españolas en México. “Cuando lanzamos el vino en 2010 y lo traemos a Monterrey, nos topamos con que el consumo promedio estaba casi a la mitad de lo que es hoy”, menciona Zárate, “algo que ha hecho que este número aumente han sido los consumidores millennials, entre 20 y 25 años de edad. Es una señal positiva el que los jóvenes sean los que empiezan a ver que hay algo más que la cerveza y el whisky para las comidas o reuniones. México se ha abierto más al mundo en ese sentido”, declara David.
En cuanto a las diferencias entre las generaciones de sommeliers y productos vinícolas, Zárate opina que no es correcto tomar extremos ideológicos. “La vieja escuela nos sirve mucho para no perder la tradición, pero la nueva escuela nos ayuda para aumentar el consumo, hay que encontrar un equilibrio. Lo mismo pasa con el vino, aunque quisiéramos que todos tomaran de nuestro producto, no podemos privar al mercado de probar otros. Más que competencia, somos compañeros que buscamos el mismo fin, que se consuma más vino en México”.
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